La esperanza de un abrazo en tiempos de guerra

Huelva

Victoria era una niña ucraniana con una vida complicada en medio de la pobreza. Creció bajo el cuidado de su abuela paterna, enfrentando dificultades económicas y la ausencia de documentos legales, lo que complicaba mucho más su vida. Por ejemplo, el mero hecho de ir a la escuela requería que su abuela tuviera que estar arreglando documentación casi de manera permanente. La tragedia de Chernóbil cambió el rumbo de su vida al formar parte del proyecto que proporcionaba unos días de vacaciones a menores que habían sido víctimas de aquella tragedia nuclear. Y así, Victoria, se convirtió en una niña de acogida en España, donde pasaba temporadas de verano con familias de acogida, especialmente en Huelva. Paqui y Pedro se convirtieron en sus padres de acogida, ofreciéndoles un respiro a su dura realidad en Ucrania. Para Victoria, estos viajes fueron como escapar al paraíso, dejando atrás la melancolía de su ciudad natal, Kiev (Ucrania).

Sin embargo, la situación dio un giro dramático cuando estalló la guerra tras la invasión rusa en Ucrania. En medio del caos y de las bombas, sus padres de acogida en Huelva le propusieron unirse a ellos en España. Al principio, Victoria rechazó la idea, aferrada a su tierra y a sus seres queridos. Pero la tragedia tocó a su puerta cuando una bomba cayó cerca de su casa, lo que la llevó a cambiar de opinión. Y fue entonces cuando ella y su esposo Denis emprendieron su viaje a España. En el habitáculo de su coche, nos cuenta, pusieron todos los recuerdos de su vida, fueron miles de kilómetros comiendo sólo bocadillos y algún sorbo de agua hasta llegar a la provincia onubense, donde Paqui y Pedro les esperaban. De aquel momento, han pasado ahora dos años. Pero fue así, como Victoria encontró seguridad en su nuevo hogar de Corrales (Aljaraque, Huelva). Sin embargo, cada noche su corazón llora por su abuela y por los amigos que siguen sobreviviendo en medio de una guerra en Ucrania.

Victoria considera a Paqui y a Pedro como sus verdaderos padres. Se siente muy agradecida con su suete y la oportunidad que la vida le brindó de poder salir del horror. Por eso y con determinación, se enfrenta cada día a la vida con una sonrisa. A pesar del dolor y de la incertidumbre que la guerra ha traído a su país. En la actualidad, Victoria vive en Corrales (Aljaraque, Huelva) con su esposo Denis, el hijo de éste y su gato calvo. A segura que es muy feliz y que aunque es de origen ucraniano, se siente muy onubense, incluso se alegra cuando le señalan que tiene acento local. Victoria disfruta explorando la que para ella es la hermosa provincia de Huelva y, en particular, se deleita con la rica gastronomía andaluza, incluyendo jamón, gambas y chocos fritos. Su sentido del humor brilla cuando comenta en tono jocoso que, según ella, Dios depositó lo mejor de su creación en Andalucía.

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Mientras disfruta de su vida en familia en Huelva, Victoria sueña con un día poder reunirse con su abuela, quien siempre supo que en España su nieta tendría una vida mejor. Cada día, en medio de las conversaciones sobre la supervivencia en tiempos de guerra, persiste el anhelo de un abrazo entre ambas, en un mundo donde la paz reemplaze a la guerra.