De la Ina a la Cañada del León por el camino de servicio del canal
"El Paseíto" semanal con Agustín García Lázaro
Jerez de la Frontera
Esta semana nuestro paseo se inicia en la barriada rural de La Ina. En la parte más alta de su caserío parte el camino de servicio de un antiguo canalillo, hoy en desuso, que seguiremos entre campos de cultivo.
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Siguiendo por el camino de servicio, totalmente horizontal, queda a nuestra izquierda el cerro del rancho de Cuevas Altas y a la derecha se abren las vistas de Los Villares que se extiende a nuestros pies.
A 1.3 km llegamos al Boquete del Amarguillo donde el canal principal baja hasta el acueducto que cruza el arroyo por los “rápidos”, una serie de piletas escalonadas que al rebosar dan continuidad al flujo del canal
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Nuestro paseo se inicia en La Ina, un lugar cargado de historia cuyo origen se remonta, al menos, a los siglos medievales. Este enclave rural aparece ya citado en las fuentes andalusíes como Aŷŷāna, Iŷŷāna o al-Ŷāna, vocablo que, como recuerda el arabista M.A. Borrego Soto, “es una probable arabización del romance "El Llano". Sobre él escribieron hermosos poemas los poetas jerezanos andalusíes Ibn Lubbal (S.XII), Ibn Giyat (S. XIII) o el geógrafo y viajero andalusí Ibn Said al Maghribí que al hablar de Jerez escribe “… Entre sus alamedas figura una llamada al-Ŷāna, de hermosa vista sobre el río (Guadalete)…"
Cuando ya hemos recorrido 1.300 m junto al canalillo de la Ina llegamos al cruce con el canal principal en un paraje pintoresco conocido como Boquete del Amarguillo.
Este lugar donde nos encontramos fue el elegido por los ingenieros para dar paso del canal principal del Guadalcacín hacia los Llanos de La Ina, con una solución constructiva para salvar las diferencias de altura existentes entre ambos lados de la angostura.
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Conviene recordar a los oyentes que, aunque hoy se nos antojan anticuadas (próximas a cumplir el siglo), las obras de los canales de la presa de Guadalcacín fueron, en su época, un hito de la ingeniería. La gran trama de canales que cruza la campiña se compone de 155 km de red primaria, 282 km de red secundaria y 51 km de red complementaria con tubería enterrada de 40 cm de diámetro o inferior. Toda esta red permite el riego de 11.732 ha de las vegas de Jerez y de una parte de las de Arcos.
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Entre los años 2002-2004 se impulsaron los trabajos del Proyecto de mejora y modernización de la zona regable del Guadalcacín cuya finalidad principal era pasar del sistema tradicional de riego por gravedad y por turnos, a un sistema de riegos a presión y en función de la demanda de cada agricultor. Para ello se construyeron nueve balsas de regulación repartidas por la campiña, situadas junto a los canales principales, a una cota inferior a estos para permitir su llenado por gravedad y a un nivel superior de la zona regable para facilitar su distribución. Estas balsas tienen la finalidad de regular los volúmenes aportados por los canales y acomodarlos a las demandas de riego. La instalación de estas balsas ha supuesto un ahorro de casi el 20% siendo actualmente el consumo medio unos 6.000 m³/ha.
Esta balsa que vemos en el tramo final de nuestro paseo, cuando ya hemos recorrido 2,5 km, es conocida como Balsa de Chipipi, es la de mayor capacidad de toda la red, pudiendo albergar 362.000 m³, el doble, por ejemplo, que las situadas junto a La Barca y Torrecera. Está protegida por una valla y su acceso está prohibido por los riesgos que entraña, aunque desde el sendero podremos verla sin problemas.
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Terminamos nuestro recorrido en el punto en el que el camino llega a la Cañada del León que procede de los alrededores de la Laguna de Medina y continua hasta Rajamancera y el Palomar de Zurita. Antiguamente, cruzaba el Guadalete por el conocido Vado del León para seguir por las vegas de Perea, Revilla (San Isidro de G.) y Magallanes, donde se unía a la Cañada Real de la Sierra