Todo preparado para el Vía Crucis general de Hermandades que preside el Cristo de la Humildad y Paciencia en la Catedral
La entrada de vuelta en San Agustín, es un atípico primer Lunes de Cuaresma, está prevista a las once de la noche.

El Señor de la Humildad y Paciencia ante la Virgen de la Amargura preparado para el vía crucis general. Foto Cofradía de la Humildad y Paciencia.

Cádiz
A las 18 horas comenzará el traslado a la Seo y una hora antes están citados los hermanos que participen y las comisiones de las cofradías que deberán acceder por la puerta de la calle Rosario para la organización del cortejo. La vuelta a San Agustin tras el acto litúrgico en la Catedral, que será presidio por monseñor Zornoza, está prevista para las once de la noche. A los hermanos se les ha pedido que acudan a este acto penitencial con traje oscuro. El cortejo recorrerá las calles San Francisco, Cristóbal Colón, Cobos, plaza de Pío XII (plaza de la Catedral) y Arquitecto Acero, para entrar en la S.I. Catedral a las 19.15 horas. El camino de regreso elegido por la hermandad es plaza de la Catedral, calle Compañía, Plaza de las Flores, calle Barrié, José del Toro, Cardenal Zapata y plaza de San Agustín, para entrar en su templo a las 23 horas. El acompañamiento musical será por cuenta de la capilla de música Stella Maris durante la ida y vuelta, en la Catedral serán los solemnes acordes del órgano los que acompañen este acto litúrgico en el que se pedirá expresamente por la Paz en el Mundo.
Por la mañana, a las 12 celebra la Hermandad misa de hermanos. El Señor irá sobre una parihuela con templete, que se estrenó recientemente por la Hermandad, y que este año ha sufrido pequeñas intervenciones para dar mayor realce a la portentosa imagen. La última vez que la imagen del Señor presidió el Vía Crucis fue en el año 1988, el último año que el rezo se celebraba por los alrededores de la feligresía y aún no desarrollaba el acto en el primer templo de la Diócesis.
La imagen del Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia es obra del imaginero gallego Jacinto Pimentel, quien la talló en madera de cedro entre 1637 y 1638. Este escultor, del que conocemos pocos datos acerca de su vida, se formó en Sevilla, donde residió hasta el mismo año de 1637, cuando él mismo se declara vecino de la ciudad de Cádiz, quedando aún latente la duda de si fue el encargo de la efigie lo que motivó el traslado de domicilio, o fue la cofradía la que se afanó en realizarle el pedido justo al enterarse de la llegada del escultor a la ciudad. Sea como fuere, la hechura del Santísimo Cristo fue la mejor carta de presentación que Pimentel pudo firmar en la ciudad, pues a partir de dicho año son numerosos los encargos que distintas corporaciones le solicitaron para realizar sus imágenes.
La efigie representa a Cristo sentado sobre una roca, esperando el momento de la crucifixión y dirigiendo la mirada al espectador, invitándole así a participar de su propia angustia. La disposición de los miembros inferiores -uno adelantado respecto al otro-, así como la curiosa forma de disponer la mano izquierda con la palma hacia afuera, ha motivado a los historiadores a relacionar su composición con la escultura en mármol de Lorenzo de Médicis creada por Miguel Ángel para la sacristía de San Lorenzo en Florencia, a la que Pimentel pudo haber tenido acceso gracias al comercio de estampas y grabados tan común entre los escultores de la época. Respecto a su policromía, el hecho de que Francisco de Zurbarán actuara en Sevilla de fiador en el contrato de la imagen, ha originado una corriente que defiende que fuera el pintor extremeño su autor. Sin embargo, puesto que sabemos que la imagen del Santísimo Cristo se realiza en Cádiz y que durante estos años Zurbarán se encuentra inmerso en proyectos de gran envergadura en otras ciudades, hemos de decantarnos por el otro pintor que firma el contrato como fiador, Salvador de Trigo, como posible autor de la policromía de la imagen, tesis ésta ya planteada por el historiador Francisco Espinosa de los Monteros.
La calidad de la capa pictórica se hace patente en el preciosismo con el que se detallan las heridas en el cuerpo de Cristo, especialmente en los regueros de las gotas de sangre que manan de las mismas, al igual que hemos de reseñar la extraordinaria conservación de la capa original, sin necesidad de repintes en todos sus años de ininterrumpida devoción.
En conjunto, la maestría a la hora de diseñar y tallar de Pimentel, y la no menos sobresaliente policromía, hacen de esta obra una de las cumbres artísticas en el Cádiz moderno, valor al que, como no podía ser de otra forma, hemos de sumar la rica herencia devocional que siempre ha manifestado en nuestra ciudad. Todos estos factores hacen que la imagen fuera un referente en todo su entorno, como demuestra que, desde fechas muy tempranas, se concibieran otros simulacros de Cristo en su Humildad y Paciencia tomando como modelo a nuestro titular, y así lo evidencia, por ejemplo, el tallado por Tomás de Vadillos en 1697 para la iglesia de San Telmo de Chiclana de la Frontera.
El Señor de la Humildad y Paciencia es la imagen titular de la Hermandad que realiza su estación de penitencia en la siempre esperada jornada del Domingo de Ramos.