La naranja se pudre más en el noviembre de los difuntos
El subdirector de Diario de Sevilla, Carlos Navarro Antolín, reflexiona sobre el final de Ciudadanos en todos los ámbitos, incluido en Sevilla capital
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Carlos Navarro Antolín, subdirector del Diario de Sevilla
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Sevilla
Llega noviembre y siguen las guayaberas en el armario, la manga corta, las calores y hasta los mosquitos, que nunca se han vendido tantos repelentes en las farmacias en estas fechas como este año.
Llega el mes de los difuntos y continúa el funeral, lento, parsimonioso y por capítulos, de Ciudadanos, el partido que agoniza en todos los ámbitos: nacional, autonómico y local. Esta mañana ha comunicado su renuncia al partido y al acta de concejal en el Ayuntamiento de Sevilla un tipo solvente como Álvaro Pimentel, de lo mejorcito de la casa, buen conocedor de la ciudad y con formas exquisitas. Dios qué buen vasallo si tuviese buen señor…
Ciudadanos solo necesita ya un buen albacea, ha sido una versión perfecta del In ictu oculi de Valdés Leal. De ganar las elecciones en Cataluña, se dice pronto, a perder el prestigio y la credibilidad en todos los territorios. Finis gloriae mundi. Mindundis, por cierto, ha tenido varios este partido y bien colocados hoy al sol que más calienta.
De Ciudadanos quedarán las raspas. Y un mensaje para los que quieran captarlo: los personalismos pueden triunfar en política, pero tienen el efecto de las hamburguesas: quitan el hambre rápido, pero por poco tiempo.
Pimentel no llega a los mantecados. Pero veremos si sus sucesores llegan a duras penas al Santo Entierro Grande…