Las invisibles

Córdoba

El gobierno aprobó este martes el decreto que equipara los derechos de las empleadas del hogar al resto de trabajadores. Casi 41.000 en Andalucía. Cotizarán a partir de octubre, podrán cobrar el desempleo cuando corresponda y se termina con el despido sin causa. Algo que hoy, sí, se puede seguir haciendo y con una mínima indemnización. Habrá ayudas a la cotización, dice el decreto, para las familias empleadoras que lo necesiten.

Esta decisión no es casual. El Tribunal Europeo ha señalado en una sentencia ejemplar la discriminación que sufren. Un colectivo conformado por mujeres, claro, vulnerables, muchas de ellas extranjeras. Nunca olvidaré la imagen que vi en el metro de Madrid, haciendo un viaje de vuelta a Andalucía, una noche de domingo hace más de una década. Había futbol y era tarde. La inmensa mayoría de las personas que viajaban en el vagón eran esas mujeres, las que volvían de casas de otros, agotadas. Las invisibles que permiten que el sistema funcione, una conciliación demasiado barata.

Llevan años reivindicando esta igualdad, aunque aún queda mucho camino. Porque incluso entre ellas, las hay aún más vulnerables. Las que llevan años en la economía sumergida. Las que gracias a su esfuerzo y sus dos manos pueden llevar algo de sustento a los suyos. Por desgracia, en Andalucía hay muchas. Solo hay que ir a nuestros barrios más pobres, demasiados de ellos entre los barrios más pobres de España. Necesitamos un cambio cultural para poner el trabajo que realizan donde corresponde. Un trabajo feminizado y no cualificado que ha sufrido una doble discriminación: la del género y la de la pobreza.

El cuidado es esencial. En estos tiempos de incertidumbre ya deberíamos tenerlo claro.