Jaén

La Policía Local de Jaén ha denunciado a un vecino de la capital por no tener a su perro en las condiciones legales establecidas y por no evitar que su perro se expusiera a un grave peligro de caída desde la jardinera que tenía situada en la venta de su piso situada en una segunda planta. Todo ocurrió el pasado 30 de mayo sobre las once de la mañana cuando una patrulla pudo ver como el can estaba en un riesgo real de caída al poder perder el equilibrio y precipitarse al vacío. Ante esta situación, los agentes llamaron a la puerta pero nadie les respondió. Al no obtener respuesta, llamaron a los Bomberos para que rescataran al animal aunque finalmente no hizo falta ya que volvió a entrar al inmueble por sí mismo.

Posteriormente, los efectivos policiales llamaron de nuevo a la puerta y ahora sí que se abrió por parte del dueño. Fue en ese momento, y después de varias preguntas, cuando pudieron comprobar que no este vecino no había puesto el chip identificativo (obligatorio desde 2003) y tampoco tenía la docuemntación en regla porque no tenía cartilla de vacunación y tampoco lo había registrado en el censo municipal de animales de compañía.

Otras intervenciones

Por otro lado, durante la madrugada del 29 de mayo fue detenido un joven de 22 años por conducción temeratira y atentado contra la autoridad. El arrestado fue perseguido por la Policía Local dspués de ir a gran velocidad y realizando adelantamientos "de forma negligente" según el comunicado del consistorio. Cuando le dieron el alto, aceleró y terminó colisionando contra otro coche que estaba etstacionado. Al ir en su busca, el motorista reaccionó con patadas y puñetazos y, al no haber resultado herido, se le detuvo y paso a disposición judicial.

Por último, también se identificó a dos jóvenes por una falta de hurto después de, presuntamente, llevarse ropa de un comercio de la zona de la Universidad. Fue una de las responsables del establecimiento la que advirtió a los agentes de que las dos identificadas estaban cortando las etiquetas de las prendas de ropa en los probadores, unas prendas que tenían un valor de 100 euros y que pudieron ser recuperadas y devueltas a la tienda.