Las guerras del agua
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La Columna de Carlos Arcaya: «Las guerras del agua»
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Alicante
Ayer se consumó el recorte a la cantidad a trasvasar desde la cabecera del Tajo. La modificación de este plan hidrológico va a ser recurrida por la Generalitat. Y huyendo de hipérboles y de exageraciones que tanto gustan a nuestros políticos, sobre todo en la oposición, lo cierto es que no es una buena noticia para nuestra tierra.
Pero, vistas las reacciones, tampoco es una buena noticia para Castilla-La Mancha, aunque su presidente Emiliano García Page hable de una "nueva era". ¿Para qué? ¿Para seguir manteniendo un elevado caudal ecológico y de esta manera minimizar la deficiente depuración del agua que llega desde Madrid? ¿Esto no es un sinsentido?
Al margen de ello, también es triste que este asunto se presente como una guerra con ganadores y perdedores o como una pugna entre regiones; a la vez que al Gobierno central le sigue faltando mucha más mano izquierda -con perdón- o más pedagogía.
Y también hay que insistir en que, si sabemos algo, por la experiencia del pasado, es que las guerras del agua no conducen a ninguna parte y que los derechos se pelean y se defienden lealmente, pero no de forma torticera.