Caso Pegasus. El riesgo de que todo acabe en una gran cortina de humo

Barcelona

Dicen que la mejor defensa es un buen ataque. Y a esto se agarran hoy quienes sospechan que la información ofrecida ayer sobre el control de los móviles de Pedro Sánchez y Margarita Robles por parte del software Pegasus es una manera de difuminar el escándalo del Catalangate que durante las dos últimas semanas fue creciendo hasta poner al ejecutivo en el centro de todas las sospechas.

Así, elevando la trama al más alto nivel, se la difumina mientras se la judicializa. Así lo sospechan tanto Oriol Junqueras como Alberto Núñez Feijóo. Sucede, no obstante, que este nuevo frente abre nuevas preguntas. Tanto de presente y que necesitaran ser contestadas, como del pasado inmediato y que se añaden a las que ya se fueron acumulando durante las dos últimas semanas, desde que empezó el escándalo.

Una es sobre el fallo clamoroso, según fuentes de la seguridad del Estado, de este mismo organismo por haber podido dejar al pairo a dos de los más susceptibles cargos a cubrir. Y como solo quien utilice el Pegasus puede detectar quien ha podido ser una de sus víctimas, se entiende que el CNI tiene el programa, cosa que, por otra parte, tampoco debería ser sorprendente. La misma ministra Robles no lo desmintió a pesar de no contestar les preguntas que se le formularon por razones de estado que obligan al silencio de estado.

Por su parte, el independentismo pierde fuelle al utilizar la causa como propia y casi exclusiva cuando tampoco lo era. Recordemos y otros nombres pendientes de confirmación. Habría pasado así, de la gloria al honor de compartir una lista de altos vuelos como la que relaciona el espionaje de Pegasus con hasta 14 jefes de estado y de gobierno. Lo cual no supone nada que no supiéramos y que obliga a lo mismo que se había dicho: investigación, legalidad, obligación y transparencia.

La duda razonable en estos primeros momentos, también de sospechas generales, es si de todo ello lo podremos saber todo. Tanto si coincidiendo con los hechos de hace ahora un año que fue cuando supuestamente se siguió a Sánchez y a Robles, el espionaje tuvo que ver con la preparación de los indultos a los condenados independentistas. Como si lo fue con Marruecos y la crisis a raíz de la ayuda humanitaria al líder polisario. Porque el riesgo ante tanta confusión es que todo acabe en una gran cortina de humo. Exactamente, lo que ayer empezaron a sospechar quienes con la denuncia quisieron ver el principio de la gran distracción.

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