La Hora ExtraLa Hora Extra
Ocio y cultura

Agustín Gómez Arcos, el autor malquerido y olvidado en España, y reconocido en Francia

Una exposición en el Instituto Cervantes de París homenajea la figura del escritor y la pone en valor por su fuerza literaria y por la importancia de su figura como parte del exilio español

El escritor Agustín Gómez Arcos / Cabaret Voltaire

El escritor Agustín Gómez Arcos

Contaba Max Aub sus impresiones al volver a España tras el exilio. Un país que no le reconocía, que vivía pensando en el turismo y casi obviando la dictadura. Sus libros estaban en el sótano de la Universidad de Valencia y pocos alumnos sabían las obras que el escritor había dejado. La figura de Aub ha costado ser recuperada. Un proceso similar vive Agustín Gómez Arcos, uno de los más inclasificables y libres de los escritores españoles del último siglo. Cabaret Voltaire ha editado casi toda su obra, la que va de Ana no, novela más exitosa y traducida, a El niño pan o Escena de caza (furtiva), pero eso no basta.

Ahora el Instituto Cervantes de París le dedica una exposición, un homenaje, que centra su figura como literato, como narrador de los perdedores, pero también como un exiliado en Francia, un olvidado en España. Agustín Gómez Arcos. Entre memoria y olvido cuenta con imágenes, ediciones de sus libros y cartas. "Hemos recuperado fotografías personales en el archivo de la familia, de amigos suyos, como el actor Antonio Luque, con el que se fue al exilio. Son instantáneas que nos permiten descubrir las diferentes etapas de su vida como emigrante. Él llegó a Francia para trabajar como friegaplatos y limpiando en casas. Para llegar a ser el novelista conocido a finales de los setenta tuvo que pasar una época de miserias", explica la comisaria

La exposición no coincide con ningún aniversario, simplemente se realiza para recuperar la figura de un autor que es un nexo entre Francia y España. "Es desconocido en España, pero también ha quedado olvidado en Francia. Cuando dices su nombre, hay títulos que la gente conoce, como Ana no o El niño pan, que estuvieron en los planes de estudio de los 80 en Francia. A día de hoy ha quedado en el olvido y hay títulos suyos que cuesta encontrar", añade Díaz Valderrama.

Agustín Gómez Arcos nació en Almería en 1933, en plena República. Tres años después sufrió la guerra. En el 68 llegó a París, después de pasar por Londres. Había salido de su país por una dictadura atroz que impedía avanzar y vivir en libertad. Antes de irse, el escritor dejó claro por qué lo hacía. En la exposición se pueden leer sus argumentos. Los que le dio nada menos que a Fraga, ministro de Franco, en el 66, en una carta. "Le expone las razones por las que se va: porque sus obras han sido censuradas", explica María Díaz Valderrama. La dictadura censuró dos de sus obras de teatro, Diálogos de la herejía y Queridos míos, que habían ganado el Premio Nacional Lope de Vega en 1962 y 1966, pero ambos galardones le fueron retirados.

En París, tras superar su etapa de limpiaplatos, comenzó a adaptar obras cortas para el café-teatro Odeón, donde se hizo un nombre en los activos círculos literarios alternativos de finales de los 60. Y fue en 1975 cuando publicó primera novela, El cordero carnívoro con la que ganó el Premio Hermès. Una obra en la que España es el centro, y los traumas de la Guerra Civil emergen en cada una de sus páginas. Una obra imposible de escribir en España, justo en el año en el que moría el dictador en la cama. Con ella inició una trilogía sobre la guerra y la posguerra que componen María República y Ana no. Esta última fue un fenómeno en Francia. Precisamente en 1977 Gómez Arcos regresa a España, once años después de su forzada marcha.

"En los años 80, en Francia, su obra se vendía a grandes tiradas, Ana no vendió cientos de miles de ejemplares, fue adaptada al teatro, se hizo un telefilme, se adaptó a la danza. En 2016 se llevó a cabo un proyecto de adaptación a la ópera de María República", cuenta la comisaria. "Son una serie de documentos que permiten comprender la obra de Agustín y entender estas dificultades que hicieron de él un escritor poco leído y un tanto olvidado en España". Se refiere a un sinfín de postales que se envió con personalidades francesas. Hay también un libro de los fondos del presidente socialista François Mitterand. "Corre el rumo de que para Mitterand, Gómez Arcos era uno de sus escritores favoritos, y hemos conseguido algunos libros dedicados".

Entre esas cartas que intercambia aparece la de Pedro Almodóvar. El cineasta es uno de los admiradores del escritor.

"La carta a Almodóvar es del año 82. Él le habla de manera personal y muy bonita sobre cómo es el Madrid de la época y La Movida, con los problemas de droga y los temores de la Transición. Me pareció interesante para construir el contexto de los años 80"

Como Max Aub, Gómez Arcos vivió tiempos complejos y agridulces. Por un lado, Gómez Arcos tenía éxito en Francia. Fue finalista del Goncourt, el mayor premio de las letras francesas, con Escena de caza furtiva en 1978. Con Un pájaro quemado vivo se quedó a las puertas, detrás de Marguerite Duras, en 1984. En 1984 recibió la condecoración francesa de Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, y en 1995 la volvió a recibir con el grado de Oficial.

Por otro lado, no lograba encajar en esa democracia que se estaba gestando en su país de nacimiento, España, se sentía incómodo para ese espíritu de la transición con el que no acababa de identificarse. "Los vivió con mayor frustración porque a partir del 77 empieza a volver, 11 años después del exilio. Él cree que en un primer momento puede introducir su obra en España, pero el país está en ese momento imbuido en la idea de la Transición, del progreso y él se queda al margen de todo eso, ya que no estaba de acuerdo con la manera en cómo se estaba haciendo". Llegó a afirmar años después que la democracia española impedía la memoria.

Para la comisaria, Gómez-Arcos fue un visionario, que se adelantó a temas como la recuperación de la Memoria Histórica, las fosas comunes de los asesinados por el fascismo y la identidad de género y sexual. Temas que siguen en pleno debate. En Francia también causó malestar. Sobre todo cuando empezó a denunciar el racismo y el ascenso del Frente Nacional. Eran los noventa, pero ya vislumbraba el gran problema de país galo, que ha quedado patente en estas últimas elecciones presidenciales.

Gómez Arcos murió en 1998 en un hospital de París tras años haciendo frente al sida. Está enterrado en el Cementerio de Montmartre, el barrio en el que vivió. Como explica Díaz Valderrama, odiaba el adjetivo de maldito. No lo fue. Sus obras tuvieron éxito, fueron traducidas, llegaron a otros países, como Estados Unidos o Israel, pero sí fue un escritor fantasma. Un fantasma en España, que negaba que el retrato de sus personajes marginales fuera real. Primero lo negó el Franquismo, después la Transición. La exposición que homenajea y reivindica a este autor solo estará en París hasta el 17 de junio, salvo que otra institución la traiga a España.

Pepa Blanes

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...

 
  • Cadena SER

  •  
Programación
Cadena SER

Hoy por Hoy

Àngels Barceló

Comparte

Compartir desde el minuto: 00:00