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Vivir en un entorno arbolado mejora la atención y la memoria de los niños

La exposición a superficies pavimentadas en los primeros años de vida se asoció con un menor desarrollo infantil

Un jardín en Toulouse, (Francia). / Alain Pitton

Un jardín en Toulouse, (Francia).

Barcelona

Vivir en un entorno arbolado es más favorable al desarrollo infantil que hacerlo en espacios pavimentados o cubiertos con hierba porque las zonas con árboles mitigan más la contaminación, el ruido y el calor, según un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal).

El estudio, liderado por Matilda van der Bosch y que publica la revista 'Environment International', ha demostrado que vivir en un entorno arbolado se asocia con un mejor desarrollo en los primeros años de vida.

Los espacios verdes se relacionan con una mejor atención y memoria

El estudio del ISGlobal, centro impulsado por la Fundación La Caixa, reafirma lo que ya han avalado otros estudios, que los espacios verdes se relacionan con una mejor atención y memoria en la primera infancia, con mejores resultados académicos y con menos problemas emocionales y de comportamiento.

Sin embargo, los investigadores han querido ir más allá y han explorado si el tipo de vegetación marca alguna diferencia.

Así han visto que todos los espacios verdes favorecen la salud, pero las zonas arboladas mitigan más la contaminación atmosférica, el ruido y el calor que los espacios verdes más abiertos, y también ayudan mejor a restablecerse de la fatiga mental y a dirigir la atención.

Por su lado, también han visto que las extensiones de césped favorecen más las actividades de grupo y, por tanto, el bienestar social, mientras que las superficies pavimentadas exponen más al calor y a la contaminación atmosférica y acústica relacionada con el tráfico.

Un estudio prolongado durante cinco años

El estudio se ha llevado a cabo en el área metropolitana de Vancouver (Canadá) y partió de una cohorte de nacimiento que incluyó datos de 27.539 niñas y niños recogidos entre los años 2000 y 2005, a los que hicieron un seguimiento hasta los cinco años, momento en el que sus maestros de jardín de infancia evaluaron su salud física y bienestar, sus competencias sociales, su madurez emocional, sus capacidades cognitivas y lingüísticas, sus habilidades comunicativas y sus conocimientos generales.

Lo hicieron ayudándose de la herramienta conocida como Instrumento de Desarrollo Temprano (EDI, por sus siglas en inglés).

Para determinar si el terreno que cubría la zona en la que residían los menores era vegetal o no, y si la vegetación consistía en hierba o en árboles (mayoritariamente caducifolios), utilizaron un mapa de alta resolución.

Calificaciones más altas de desarrollo

La conclusión que extrajeron es que la población infantil más expuesta a un terreno cubierto de vegetación (ya fueran árboles o césped) ofreció las calificaciones más altas de desarrollo, pero fue especialmente notable para las zonas arboladas.

En cambio, la exposición a superficies pavimentadas en los primeros años de vida se asoció con un menor desarrollo infantil.

Según Van den Bosch, "aunque se necesitan más estudios al respecto, estos datos pueden ser útiles a la hora de planificar entornos urbanos".

"En conjunto, sugieren que convertir las superficies pavimentadas en zonas verdes y, en particular, aumentar la presencia de árboles en los barrios puede tener efectos positivos en la salud y el desarrollo de la primera infancia", ha resumido la investigadora.

 
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