La Virgen del Txarlazo en Orduña necesita un nuevo manto

Bilbao

La Virgen de la Antigua de Orduña requiere una rehabilitación inmediata para frenar la velocidad de su deterioro. Las muestras de su mal estado eran evidentes —incluso el monumento ha tenido que ser vallado—, pero ahora un estudio ha constatado esta situación. La estructura presenta numerosas filtraciones de agua, provocadas por la climatología adversa.

Son 15 metros de altura y 50 toneladas de monumento. Lleva más de 100 años presidiendo uno de los balcones más representativos de la Sierra de Salvada, donde la exposición al viento, la lluvia o a la nieve es constante. "Está muy malita y tiene pupa", resume la alcaldesa de Orduña, Itziar Biguri. Uno de los técnicos llegó a decirle que si analiza su estado en una escala del uno al diez, tendría un "aprobado raspado".

Supone un riesgo para mendizales

El elemento con mayor deterioro es el manto de hormigón que rodea a la Virgen. "Su última capa, que data de 1975, se está desplazando de su lugar. Va por encima de una estructura de mallazo y se ha perdido la conexión entre los dos elementos. Se produjo un movimiento y se cayeron varios cachos", recuerda la alcaldesa de la ciudad. Esta situación puede provocar daños en terceros o mendizales que visitan el lugar, próximo al nacimiento del Nervión.

El estudio se ha llevado a cabo a través de la financiación de los dos consistorios implicados, el de Orduña y el de Villalba de Losa, por un importe sin IVA de 10.300 euros por administración. Para finales de año esperan tener la redacción del proyecto y comenzar con las obras en 2023. Para ello, el Gobierno Vasco ha destinado 500.000 euros a través de un plan de actuación en la zona.

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Labores del estudio

Las labores realizadas hasta ahora han consistido en la inspección visual de la estructura, en la que han puesto el foco en el estado de la estructura y su grado de deterioro. Asimismo, han llevado a cabo mediciones electroquímicas con el fin de conocer el estado de corrosión de la estructura de estudio.

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De manera complementaria, se han realizado taladros de 2 centímetros de diámetro en varios puntos que hacen contacto con la armadura del monumento, de cara a realizar ensayos de carbonatación e identificar un posible frente de degradación.

A través de las medidas de corrosión obtenidas en el mismo monumento, se estudiará la urgencia de intervención para cada una de las zonas y los posibles métodos de reparación más acordes en función de parámetros técnicos.

Una vez finalizado este análisis 'in situ', se procederá a los ensayos en laboratorio para poder establecer un diagnostico más pormenorizado.

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