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El magnífico Elmer Bernstein

Se cumplen 100 años del nacimiento del compositor de La gran evasión, Los siete magníficos, Matar a un ruiseñor o La edad de la inocencia

Elmer Bernstein

Elmer Bernstein

Elmer Bernstein tuvo claro desde pequeño su vocación artística. Quería ser actor, bailarín o cantante. Desgraciadamente no estaba dotado para esas artes. Pero cuando a los 13 años entró en la escuela de música todo cambió. El pequeño Elmer se reveló como un virtuoso del piano. Le llevaron frente al gran compositor Aaron Copland que a partir de entonces se encargó de dirigir sus estudios musicales.

Bernstein empezó trabajando como pianista. En la Segunda Guerra Mundial hizo arreglos y compuso música para la radio de la Armada. Luego trabajó con la orquesta de Glenn Miller y a comienzos de los 50 consiguió que le contrataran en los estudios de Hollywood. Al principio compuso bandas sonoras de películas de bajo presupuesto pero en 1955 llegó la película que significó su salto a la fama: El hombre del brazo de oro.

Elmer Bernstein fue junto al también compositor Alex North el hombre que introdujo el jazz en la música cinematográfica. El hombre del brazo de oro contaba la historia de un batería de jazz enganchado a las drogas y al que daba vida Frank Sinatra. La música de Bernstein tuvo mucho éxito, pero curiosamente su siguiente proyecto importante no iba a seguir por los caminos del jazz. Cecil B. Mille le encomendó la banda sonora de su nueva superproducción: Los diez mandamientos.

En Los diez mandamientos Elmer Bernstein creo una partitura de sinfonismo épico pero en la que fusionaba la música espectáculo típica de la tradición americana con la elegancia y el dramatismo europeo. Esas dos bandas sonoras, la de El hombre del brazo de oro y Los diez mandamientos, marcan las claves de su estilo característico. Por un lado la influencia del jazz. Por otro la experimentación con las sonoridades orquestales. En los años 60 también se iba a convertir en uno de los renovadores de la música del western gracias a otro título mítico de su discografía: Los siete magníficos.

Pocas veces una película y su música han ido tan indisolublemente unidas como en Los siete magníficos, por más que muchos relacionen este tema con la melodía de unos famosos anuncios de cigarrillos. Los siete magníficos convirtió a Bernstein en uno de los compositores más habituales del western con bandas sonoras como Los comancheros o Los cuatro hijos de Katie Elder. Los años 60 marcan la etapa de mayor esplendor del músico. En 1963 llegó otra de sus bandas sonoras más inolvidables: La gran evasión.

Elmer Bernstein tenía facilidad para escribir temas heroicos y marchas pegadizas, pero también sabía componer partituras más intimistas y delicadas. El hombre de Alcatraz es otro de sus mejores trabajos de los años 60, con su aire tranquilo y su belleza melódica. Pero en esta línea musical sin duda su obra maestra es Matar a un ruiseñor.

Curiosamente el único Oscar de su carrera no lo consiguió por Matar a un ruiseñor ni por otras de sus grandes partituras sino por uno de sus trabajos más discretos: Millie, una chica moderna. Se trataba de un musical de segunda fila protagonizado por Julie Andrews pero a la postre fue la partitura que le valió al Oscar a Bernstein en 1967. El compositor es el único músico de cine de la historia nominado en cada una de las seis décadas que constituyen su carrera. Desde los años 50 hasta la primera década del siglo XXI.

En 1969, Bernstein entabló una buena amistad con el actor John Wayne durante el rodaje de Valor de ley. Por expreso deseo de Wayne en los 70 Bernstein compondría la música de los últimos siete largometrajes del actor. Los años 80 fueron una mala época para el músico. Su carrera cayó en el comercialismo componiendo bandas sonoras para muchas comedias americanas como Los cazafantasmas, Entre pillos anda el juego o Aterriza como puedas.

Sin embargo en los 90 recuperaría el prestigio perdido con una nueva etapa creativa de primer nivel. Esta segunda juventud musical comenzó en 1989 con la banda sonora de Mi pie izquierdo, la película de Daniel Day Lewis. Luego vendrían otras bandas sonoras excelentes como La edad de la inocencia, Los timadores o El cabo del miedo. Una etapa que culminaría en el año 2002 con otra de sus obras más memorables y por la que obtuvo una nueva nominación al Oscar: Lejos del cielo.

Para esta película dirigida por Todd Haynes, Bernstein compuso una partitura en la que mezclaba el sinfonismo más clásico con abundantes pinceladas de jazz y melodías de gran sensibilidad. Fue su última banda sonora. Elmer Bernstein falleció el 18 de agosto de 2004 a los 82 años. Su legado musical le convierte en una de las grandes leyendas de la banda sonora. El hombre que supo darle ritmo al western, fusionar el jazz y el sinfonismo o construir la musculatura dramática de tantas y tantas películas. Por todo ello Bernstein tiene ganado su puesto de honor entre los más grandes de la música de cine.

Elio Castro

Elio Castro

Licenciado en Historia del Arte y Máster en periodismo por la Universidad Autónoma/El País. Periodista...

 
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