El congreso inexistente
Cuando no hay programa, ni ideas, ni debate, es que a lo mejor no hay partido, sino solo unas siglas.
Barcelona
El Congreso del Partido Popular es un espejismo. No es un congreso. Un verdadero congreso propone un programa ideológico y político: aquí, de eso, no hay nada. Algunas proclamas, pero ningún programa. Un verdadero congreso es un foro donde se debaten ideas: aquí no hay ningún debate de ideas: o porque no las tienen, o porque si las tienen, no les apetece discutirlas. Un verdadero congreso es aquel en el que se escenifica una lucha por el poder; al menos, una apariencia de lucha por el poder: aquí no hay nada de eso, nadie ha disputado las primarias, nadie se opone al ungido por los poderosos. Solo hay la expectativa de un caudillo que se espera benévolo, pero no se sabe muy bien si quiere serlo, si puede serlo, si sube o si baja.
Cuando no hay programa, ni ideas, ni debate, es que a lo mejor no hay partido, sino solo unas siglas.
Hurtar el debate a dirigentes y afiliados es muy peligroso. Así, se infiltra como secretaria general una ciudadana, llamada Cuca, que dice que la ultraderecha aporta "estabilidad". Cuando en el mejor de los casos solo garantiza la estabilidad de las poltronas del señor Mañueco y sus mayordomos. En ausencia de programa, tenemos el programa de la tal Cuca: el único programa de la derecha que creíamos democrática es ser esclava de la ultraderecha. Ya casi que añoramos a Pablo Casado.
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Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas y colaborador habitual de la Cadena SER, donde publica...