Agotados de nunca estar de acuerdo

Madrid

Será difícil que la gran mayoría de los grupos parlamentarios, incluido el principal partido de la oposición, PP, vote llegado el momento en contra de la convalidación del decreto ley que plasma el “Plan Nacional de Respuesta a las consecuencias de la guerra de Ucrania”, que es el nombre oficial del plan. Por lo menos, eso dijo hoy en el Congreso de los Diputados el portavoz del PNV, Aitor Esteban, un político encomiado frecuentemente por su sensatez y que quizás llamaba la atención a sus colegas del Partido Popular. Las circunstancias son tan graves y el abanico de posibles medidas a adoptar tan pequeño, que la posición del señor Esteban parece la más lógica. Pero nunca hay que dar por supuesto que en política llega un momento en el que la lógica se impone sobre cualquier otro criterio. La experiencia demuestra que en España no es siempre así y los últimos ejemplos han terminado por dejar huella en todo el mundo. Bastaba ver ayer el cansado aspecto del presidente del Gobierno y de la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, experta economista y veterana negociadora en la Unión Europea, para percibir esa decepción. Debe ser agotador que resulte mucho más fácil que te presten atención y apoyo los responsables de 26 países distintos, miembros de la Unión Europea, que los otros políticos españoles que comparten contigo el Parlamento.