Pintar números, ejecutar proyectos
El comentario de Ana Castaño en 'La Ventana de Asturias' (25/03/22)
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Asturias
El presupuesto en una administración pública es la previsión de los gastos e ingresos para un año, y constituye la hoja de ruta de la acción política de un gobierno; por eso se presta especial atención a la aprobación de las cuentas, y más desde que al no haber mayorías consolidas los acuerdos, si se logran, llegan en el último minuto después complejas negociaciones.
Pero la aprobación de un presupuesto no es garantía de que los números que se recogen en él vayan a más allá del papel. Es más me atrevo a asegurar que en ocasiones cuando se aprueba el presupuesto ya se sabe que algunos de los proyectos para los que se consignan créditos no se llevaran a término. Por eso en necesario atender a la fase liquidación ya que será el momento de comprobar si los grandes números se han concretado en acciones.
Es precisamente ahora cuando se conoce la ejecución del presupuesto de 2021 de los tres grandes ayuntamientos asturianos. Oviedo ha ejecutado el 77,72%, Avilés el 78,54% y Gijón, que lo ha hecho un poco mejor, solo ha alcanzado 83,18%.
Los datos no permiten presumir de buena gestión a ninguno de ellos. No obstante el caso de Oviedo es particularmente significativo no solo por la baja ejecución sino porque ha acumulado un remanente que ronda los 109 millones. Para que se hagan idea de lo exagerado de la cifra, Gijón presenta un remanente de 17 millones.
Alfredo Canteli y su equipo han aprobado un presupuesto que después no han sido capaces, no han sabido o no han querido ejecutar. Y así en vez destinar el dinero a atender a las necesidades de los vecinos/as de Oviedo éste permanece en las arcas municipales que año tras año van engordando.
Haríamos bien en observar los datos de la ejecución de los presupuestos, por más que reconozco que resulta aburrido, porque constituyen un claro indicador de la competencia o voluntad de quienes nos gobiernan para llevar a efecto aquello que aprueban y también de la eficacia de las estructuras administrativas que dirigen.
Por lo que se ve parece que resulta más sencillo 'pintar números' que ejecutar proyectos.