Los juglares
La opinión de Juan Ángel Fernández, crítico cultural
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Firma de opinión | Los juglares
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El pasado sábado tuvo lugar en Albacete un oportuno episodio que rompió de pronto la catarata de sucesos imposibles que quebraban la venerable armonía y sosiego de una ciudad desde hace mucho tiempo acostumbrada a la sosegada y tranquila vida del nuevo y esperanzador siglo XXI (sucesos que no vamos a señalar ahora por ser esta firma un tiempo de radio dedicado exclusivamente a premiar la buena actitud de nuestras gentes). Albacete ciudad se procuró el pasado sábado un respiro ante tanta incertidumbre de desacuerdos acudiendo presta en busca de una de las más viejas tradiciones de nuestra historia: el hábito recurrente a la leyenda memorable; al pellizco de nuestra memoria invocando a quienes acudieron antaño a la voz hablada, a la música y al noble oficio de difundirla: los juglares. Hace unos cuantos siglos este predicamento ocurría en plena calle, incluso los más cultivados trovadores tuvieron como su público a falta de otros medios a la nobleza. Las ceremonias, las fiestas literarias y los palacios fueron también lugares principales a los que acudían para asombrar e interpretar estas personas: los bardos o trovadores. Los menesterosos juglares. El pasado sábado visitaron Albacete el Mester de Juglaría del siglo XXI, es decir el Nuevo Mester de Juglaría, un grupo de oradores y músicos itinerantes segovianos y una albaceteña, dedicados a difundir el cuento, la fábula, pero también la épica. En el Teatro Circo el pasado sábado con el Nuevo Mester de Juglaría hubo de todo: la epopeya de los Comuneros de Castilla hecha romance en una primera parte de su discurso dedicado a la historia de aquel movimiento de 1520 cuyos protagonistas forman liturgia de la mitología colectiva del país: Padilla, Bravo y Maldonado, revolucionarios castellanos levantados contra el poder real de Carlos V iniciando una revuelta que convulsionó la península y amenazó con destruir el ordenamiento político de los Reyes Católicos. En el canto comunero interpretado por este Nuevo Mester se repasó impecablemente las numerosas cuestiones nunca aclaradas: el papel fundamental de mujeres como Juana, reina de Castilla, o María de Pacheco; las consecuencias de las batallas de Tordesillas o Villalar, hoy Villalar de los Comuneros, o el cruel aplastamiento de la revuelta. En el escenario del Teatro Circo un formidable, exquisito y ordenado orquestón: piano, trío de cuerda, flauta travesera, doble percusión y un coro vocal impresionante formado por los originales Menesterosos abrieron aurículas y parpados de admiración por ese viaje a la música medieval tan brillante como inesperado. Mucha mili, infatigables 50 años de conciertos y experiencias mil en tanto recital, en tanta geografía nacional e internacional quedaron patentes sobre el escenario de un Teatro Circo de Albacete embriagado y eufórico de tanta entrega y preparación. Lo que llegó después fue el relajamiento de tanto infortunio histórico a través de la chanza, la broma, la parodia burlesca, el infundio y la fiesta popular propia igualmente del diccionario juglar que dejó a todos felices y eso sí, muy contentos. Este “nuevo” Mester de Juglares, llamémosle ya Clásico Mester de Juglaría, desde hace algún tiempo ya forma parte de la historia nacional de trovadores y copleros. Todo un lujo.