Una familia de refugiados ucranianos busca alojamiento en la bahía de Cádiz

Puerto Real

Vadym y Pablo se conocieron en el buque donde ambos trabajan como marinos mercantes. El primero, de Odesa, ciudad portuaria ucraniana y la tercera mayor del país en población. El segundo, de Puerto Real. Pablo vive con su novia, Laura, profesora de danza, en un piso de la localidad portorrealeña en el que hoy se habla inglés y se utiliza el traductor de Google para entender el ucraniano. Ambos tienen acogidos en casa a Vadym, a su mujer, Helen y a su hija de 14 años, Dariia. Y junto a ellos, también está su perro. La historia que hay detrás es un reflejo directo y crudo de la realidad que ya han tenido que vivir tres millones de ucranianos.

A Vadym el estallido de la guerra le pilló embarcado. En uno de los buques coincidió con Pablo, que le preguntó cómo estaba, tanto él como su familia, a la luz de la situación que vivía el país tras la invasión Rusa. Entonces todo seguía relativamente en orden para los suyos. Su mujer y su hija estaban bien, a salvo de las bombas, aunque no del miedo y de la incertidumbre.

Ahí quedó esa conversación, pero días después las tropas rusas avanzaron y pusieron el objetivo en Odesa por su localización estratégica al suroeste. Allí los bombardeos eran cada vez más intensos. Los ucranianos se preparan para una invasión inminente y la tensión crece por horas.

Se ha apreciado movimientos de barcos rusos en la costa de la ciudad mientras la ciudadanía busca sacos y otros objetos para levantar barricadas. Las alarmas nunca antes sonaron como lo están haciendo estos últimos días y son varias las informaciones que apuntan a un posible desembarco de soldados de Rusia. Ante ese escenario, Vadym tomó la decisión: se tenían que ir. Entonces llamó a Pablo para pedirle ayuda, para pedirle que les acogiese en casa. Pablo y Laura no lo dudaron: "por supuesto que sí, venid".

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Por suerte, Vadym no tuvo que entrar su país para emprender la huida y recoger a su mujer y su hija. De haber sido así, tendría que haberse quedado para alistarse y servir en el frente junto a sus compatriotas. Helen y Dariia empaquetaron tan rápido como pudieron unos cuantos enseres y recuerdos y condujeron hasta la frontera con Rumanía. Allí desembarcó Vadym y, finalmente, pudieron reunirse.

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Juntos comenzaron una travesía de más de 4.000 kilómetros en coche, durmiendo en hostales que se encontraban o en casas de particulares que les quisieron acoger. Tras más de seis días de viaje, este pasado sábado llegaron a Puerto Real. Ahora están a salvo en la localidad gaditana e intentan iniciar una nueva vida con el dolor de quien ha dejado todo atrás pero con el alivio de saberse lejos de la muerte.

"Estamos intentando ayudarles a que se instalen, a hacer todo el papeleo necesario, porque no hablan nada de español", explica Laura, que ha empezado a mover por redes sociales la petición de ayuda para encontrarles un domicilio en el que puedan instalarse. Lo ha hecho a través de su cuenta personal de Instagram, @laulaaw.

"Se busca alquiler para familia ucraniana. Al menos dos habitaciones por la bahía de Cádiz", ha escrito en la foto que está circulando por multitud de cuentas de instagram de otros gaditanos que la están compartiendo. "Su idea es quedarse por aquí por la bahía, quieren escolarizar a su hija y que su madre y ella se queden aquí mientras él continúa con su trabajo en los buques mercantes. En definitiva, rehacer su vida como buenamente puedan".