¿Y si hacemos un trueque?
La Firma de Tomás Martín
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¿Y si hacemos un trueque?, la Firma de Tomás Martín
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Palencia
Buenos días. Tras protocolario saludo, el rezagado amigó exclamó: «No estoy de humor, ni para hablar de la invasión de Ucrania ni del pacto PP-VOX. Os lo aviso». Respondimos al saludo y esbozamos una sonrisa dispuestos a disfrutar del sol de mediodía en agradable conversación. Tras unos segundos de silencio, alguien preguntó: ¿Qué opináis del informe que, a petición de los grupos de la oposición, ha emitido el secretario del Ayuntamiento sobre las distintas formas de acometer el pago de la deuda con la Diputación tras la sentencia sobre el asunto de la calle Jardines? No percibí en el grupo gesto alguno de sorpresa, así que di por supuesto que todo el mundo sabía de qué iba el informe.
Cruzamos miradas, hasta que alguien dijo: ¿Qué tal si hacemos un trueque? Tras mucho cavilar, uno de los amigos propuso: ¿Y si en un acto de generosidad, en pago de la deuda cediéramos a la Diputación el Monte el Viejo, con sus 1.438 hectáreas de robles y encinas, y pelillos a la mar? No creo que a la población le preocupara —añadió uno— que tan preciado lugar de esparcimiento estuviera en manos de una u otra institución. ¿Imagináis el alivio —terció otro— que su-pondría para las arcas municipales ahorrarnos la suculenta cantidad de 26 millones de euros en metálico? Total —sugirió un tercero—, el Monte el Viejo es tan capitalino como el puñado de metros de la calle Jardines que a precio de oro cedió la Diputación al Ayuntamiento. Si os apetece —concluyó—, podéis daros una vuelta por la página web, sección bienes, en ella encontrareis el suculento patrimonio con el que cuenta la institución de la calle Burgos, al que habría que añadir el citado monte.
Mientras mis amigos seguían inmersos en plena tormenta de ideas, mi mente, habituada a perderse en mundos literarios, volaba en busca de los clásicos con intención de encontrar en su obra un texto o poema que, sin ánimo de chinchar, contradijera sus deseos. Lo encontré en Quevedo y les dije: os olvidáis de… Madre, yo al oro me humillo, / él es mi amante y mi amado, / pues de puro enamorado / anda continuo amarillo. / Que pues doblón o sencillo / hace todo cuanto quiero, / poderoso caballero / es don Dinero.
Y en esas sigo, dando vueltas al poderoso caballero de Quevedo y al posible pago en especie del «asunto Jardines».
Saludos y feliz semana. ¡Ah, no se olviden de Ucrania!