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Condenan a cinco años de cárcel al médico que grabó a escondidas en aseos y vestuarios del Hospital Mateu Orfila

El acusado ha llegado a un acuerdo y ha reconocido 94 delitos, además tendrá que indemnizar con 270.000 euros a las víctimas

Cámara escondida en el vestuario del Hospital Mateu Orfila / Policía Nacional

Cámara escondida en el vestuario del Hospital Mateu Orfila

Maó

El médico acusado de grabar en casi un centenar de ocasiones a varias personas sin su consentimiento en aseos y vestuarios del Hospital Mateu Orfila de Menorca, entre otras localizaciones, ha aceptado cinco años de prisión tras alcanzar este miércoles un acuerdo entre las partes, que fija también una indemnización de 270.000 euros para las víctimas.

Concretamente, el condenado ha reconocido un total de 94 delitos. En un principio, la Fiscalía pedía para el varón diez años de cárcel, pero una anomalía psíquica, que padecía en el momento de los hechos, y el reconocimiento de reparación del daño, han reducido finalmente a la mitad la condena.

TRES AÑOS GRABANDO A DISTINTAS VÍCTIMAS

Según el escrito del fiscal, los hechos ocurrieron entre los años 2016 y 2018. Durante ese tiempo, y con la supuesta finalidad de descubrir los secretos y vulnerar la intimidad de terceras personas, el médico colocó dispositivos de grabación y reproducción de imagen en el interior de los vestuarios y aseos femeninos de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital.

De este modo, el ahora condenado empleó dos teléfonos móviles de su propiedad y los colocó estratégicamente en la parte superior de las taquillas de los vestuarios o en las papeleras de los baños.

Además, también situó el móvil en alguna ocasión dentro de una caja de cartón y envuelto con un plástico negro, llegando a grabar sin consentimiento a 67 profesionales sanitarias, la mayoría de veces en reiteradas ocasiones.

Siguiendo el mismo 'modus operandi', el facultativo llegó a grabar a hasta nueve familiares de pacientes ingresados que hacían uso de estas dependencias.

La Fiscalía asegura que aprovechó su condición de personal al servicio de la UCI para obtener con mayor facilidad las grabaciones, ya que entraba y salía libremente de los aseos tanto del personal como del público en general para colocar y retirar los móviles.

Según el fiscal, llegó incluso a hacerse con un juego de llaves para hacer una copia del mismo y poder acceder al vestuario femenino de sus compañeras de unidad.

OTRAS GRABACIONES FUERA DEL HOSPITAL

Por otro lado, el escrito refleja que, además de en el hospital, el médico colocó su teléfono en el baño de la vivienda donde residía, que era el que utilizaban sus invitados, para poder grabarles. Llegó a grabar a 11 personas, entre ellas una menor de edad.

Además, utilizó también su dispositivo móvil para grabar a la vivienda de sus vecinos mientras estos estaban bañándose en la piscina. En este caso, grabó a cuatro personas.

Asimismo, en otra ocasión, el condenado, encontrándose en la parte de detrás de un coche, le pidió a un amigo suyo --el conductor-- que le dejara su teléfono con la excusa de buscar unas fotos. No obstante, encontró un vídeo en el que su amigo mantenía relaciones sexuales con una mujer --en este caso la grabación era consentida--, y el acusado aprovechó para grabar desde su teléfono hasta 14 secuencias y 15 imágenes del mismo.

En agosto de 2018, el hombre repitió el 'modus operandi' con una compañera con la que estaba manteniendo una reunión, grabándola por debajo de la mesa para, según el fiscal, captar su ropa interior.

También en 2018, en una vivienda de Maó, el varón colocó su teléfono en el baño de la piscina del inmueble para grabar a una mujer mientras se cambiaba de ropa.

 
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