Antonia Castillo del Río: ”La mecanización está terminando con el trabajo de las mujeres en el campo”

Córdoba

Antonia tiene 56 años, es de Montoro, tiene su propia explotación de olivar y algodón. Es la mayor de tres hermanos y leva desde niña trabajando en el campo. Después de ella vinieron dos hermanos más, los dos niños.

Es de la generación que dejó la escuela pronto para responsabilizarse de su casa y de sus hermanos porque su madre estaba enferma de corazón. Con apenas nueve años ya estaba trabajando en la recogida de la aceituna.

"La primera vez que fui al campo tenía nueve meses. Me llevaban mis padres porque no tenían a nadie con quien dejarme cuando se iban a trabajar", explica Antonia retratando una realidad común a las familias de trabajadores agrarios de la época. "Y desde entonces no he dejado de ir. El campo es mi vida".

Hoy Antonia es la titular de su explotación. Su marido también es agricultor. "En el campo he hecho de todo: recoger aceituna, algodón, sembrar...", tanto en su explotación como en la de otras personas.

"A MIS HIJAS LES HE DICHO QUE HAGAN LO QUE HAGAN, NO TENGAN QUE DEPENDER DE NADIE"

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Antonia tiene dos hijas y ninguna de ellas se dedica ni se va a dedicar al campo. "Yo no lo quiero para ellas, dice. "Yo les he dicho siempre que estudien y que sean lo que quieran, que lo más importante para una mujer es no tener que depender de nadie".

En su caso "la mayor ha estudiado administración y joyería, si ella quisiera sería una gran diseñadora, y la pequeña está todavía en bachillerato".

"A mi el trabajo en el campo me gusta", dice convencida, aunque admite que estamos ante un trabajo muy duro y poco rentable.

"En el campo en general los precios no reportan el trabajo que tienen. Los que cultivamos no nos llevamos los beneficios, yo no sé quién se los lleva, pero nosotros desde luego que no", comenta Antonia.

"Yo tenía 9 o 10 años cuando recogía aceituna todo el día, así que cómo quieren que esté trabajando hasta los 67 años, con los problemas que tengo ya de rodilla, de espalda de cintura..."

"SALVO EN LA ACEITUNA HOY EN DÍA ES IMPENSABLE QUE LLAMEN A LAS MUJERES PARA TRABAJAR EN EL CAMPO"

La mecanización ha hecho que las mujeres vayan desapareciendo en muchas labores agrarias. Los contratos son eminentemente masculinos. "Antes el porcentaje en el olivar para la recogida de la aceituna era de un hombre y tres mujeres, pero ahora en la mayoría de los casos solo las llaman para la recolección, pero solo si no hay hombres para el trabajo", lamenta.

Y con esta evolución "la mujer rural se pierde", dice Antonia que hoy está trabajando, como los 365 días del año en el campo. Ella es una de las pocas mujeres que dirigen su propia explotación en Andalucía. Está en el Pago de la Nava, en la Finca Jardinito en el término municipal de Montoro.