Los líderes de la extrema derecha europea se afanan estos días en disimular su complicidad con Vladimir Putin. Los expertos coinciden en que la invasión de Ucrania les ha obligado a marcar distancias con el mandatario ruso con quien mantienen una conexión ideológica o política evidente, sobre todo el húngaro Viktor Orban o la francesa Marine Le Pen. Aquí en España, Santiago Abascal disimula esa afinidad relacionando a Putin con la izquierda y el comunismo, y obviando los vínculos reales que tienen sus aliados europeos con el mandatario ruso y a los que citó en enero en Madrid. Guillermo Fernández Vázquez, profesor de ciencia política en la Universidad Carlos III de Madrid y especialista en derechas radicales europeas, constata ese empeño de la extrema derecha por mitigar sus vínculos con Rusia: «La mayoría sabe que en estos momentos esa afinidad es una lacra para los sociedades europeas. La Rusia de Putin puede ser para Vox lo que la Venezuela de Maduro fue para Podemos, Siryza o la Francia insumisa de Jean Luc-Mélenchon: un fardo». Steven Forti, historiador, profesor asociado en la Universidad Autónoma de Barcelona y autor del libro Extrema derecha 2.0, sostiene que la vocación claramente atlantista del partido de Abascal no elimina la «simpatía de VOX con la Rusia putiniana» en cuanto a los valores conservadores y la idea del identitarismo. Fernández Vázquez añade que la derecha radical europea y el régimen de Vladimir Putin comparten al menos tres rasgos ideológicos: un nacionalismo exacerbado, un conservadurismo moral muy notable (matrimonio homosexual, eutanasia, derechos de las mujeres o modelos de familia) y una mirada escéptica y hostil hacia la Unión Europea. El vínculo entre Vox y Putin es difícil de concretar. Abascal le confesó al periodista Sánchez Dragó que estuvo a punto de reunirse con el mandatario ruso, pero que no lo hizo «por prudencia». Y en 2015 el líder de Vox hizo suyas unas declaraciones de Putin: «Os iremos a buscar al fin del mundo y allí os mataremos» (en referencia a los yihadistas). Ese tuit lo escribió siendo ya presidente de Vox. Después lo borró. Fernández Vázquez cree que no hay conexión directa entre Vox y Putin, al margen del vínculo ideológico y de la admiración que el líder de VOX ha manifestado por el régimen húngaro de Viktor Orban, con posicionamientos claramente prorrusos. «Seguramente haya a título personal posicionamientos rusófilos en el seno de Vox, pero no es el posicionamiento oficial del partido; Vox es la formación que tiene más conexión con Putin de la escena partidista española, pero son conexiones de segundo grado», afirma. Seteven Forti recuerda, no obstante, que se llegó a investigar la posibilidad de que la formación de Abascal podría haber recibido dinero de los oligarcas rusos a través de la fundación antiabortista Hazte Oír. Aunque también cree que esa relación con Putin es más evidente y palpable entre los colegas ultras de Abascal, que en los últimos diez años han visitado Moscú y han firmado acuerdos de colaboración con el partido de Putin. Forti recuerda que el frente nacional de Marine Le Pen recibió alrededor de 11 millones de euros a través de un banco checo vinculado al Kremlin y en Italia se investigan las reuniones de los emisarios de Salvini a Moscú en las que se pidió supuestamente financiación para la campaña electoral italiana. Los contactos, los acuerdos y la simpatía por Putin se difuminan estos días tras el el estallido de la guerra en Ucrania. Se condena la agresión a la soberanía nacional, pero se evita arremeter directamente contra Putin. Y en esto coinciden Le Pen, Salvini, los ultras alemanes y Santiago Abascal.