Jóvenes que cuidan el aspecto de los enfermos de cáncer

Aranda de Duero

Vivimos en una sociedad muchas veces responsable, y solidaria. Lo visualizamos en los comportamientos de quienes nos rodean, y sobre todo, a través del ejemplo que nos brindan las nuevas generaciones, y nos hacen soñar con un mundo futuro mejor. Eso es precisamente lo que siente uno cuando conoce el trabajo que está llevando a cabo el ciclo formativo de grado medio de peluquería y cosmética capilar del IES El Empecinado de Aranda, que se ha propuesto con sus medios, aunque sean modestos, ayudar a las asociaciones de nuestro entorno a través de varias iniciativas repletas de sensibilidad y cariño.

Una de esas beneficiarias ha sido la AECC de Aranda. El primer contacto entre ambos llevó a las alumnas de este ciclo a vender jabones para conseguir fondos dedicados a la asociación. Se lograron recolectar 120 euros, pero también se creó un vínculo probablemente de por vida, no ya entre el curso y la asociación, sino entre sus alumnas y lo que supone la dura lucha contra el cáncer. Y es que desafortunadamente los severos tratamientos a los que se enfrentan sus enfermos hace que éstos pierdan el pelo, por lo que las pelucas se convierten en imprescindibles en su día a día. Y ante tanta sensibilidad y experiencia, la AECC no dudó en encargar su tratamiento a este grado medio especializado.

Las profesoras revelan que sus alumnas están encantadas de haber iniciado esta colaboración, sobre todo porque se vieron identificadas, ya que todo el mundo conoce a un familiar o amigo que ha tenido que enfrentarse al cáncer... Y así lo confirman ellas, que se sienten partícipes y solidarias. "Piensan que la peluquería es solo peinar, y la manicura pintar, pero no es así, estamos cerca de los clientes, y con la AECC sentimos que podemos ayudar estéticamente y psicológicamente a quienes padecen esta enfermedad. Con tratamientos y escuchándoles, ayudas", dicen.

Todas las alumnas de este grado, pudieron comprobar y sentir en persona el tremendo agradecimiento que la AECC les brindó por su incomparable labor. Pero es que además, gracias a este tipo de iniciativas, han descubierto que su futura dedicación va mucho más allá de lo que al principio pensaron. "Es que nuestro trabajo va mucho más allá. Muchos clientes lo pasan mal, y la forma de ayudarles es que nos lo cuenten; nosotras desde nuestra buena fe intentamos ayudarles para que puedan estar mejor, no somos psicólogas pero siempre intentamos ayudar a la gente, y cuanto más ayudamos, mejor nos sentimos. Conocemos a los pacientes, sabemos lo que sienten, se sienten cómodos con nosotros, y se van contentos porque igual mientras hacía mi trabajo igual les hemos ayudado a hacer su problema más llevadero", reconocen.

Porque no hay nada como entregarse a los demás. Y darse cuenta de que con un pequeño grano de arena, se puede mover toda una montaña de solidaridad, que haga más fácil lo difícil, y que ayude a hacer el día a día de los enfermos, mucho más llevadero.

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