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¿Qué pasa en el cerebro cuando aparece el amor?

Raquel Mascaraque, periodista especializada en marketing sensorial y psicología emocional, nos habla de la estrecha relación que hay entre el cerebro y el amor

Raquel Mascaraque nos cuenta qué pasa en nuestro cerebro cuando entre en escena el amor / CAROL YEPES

Raquel Mascaraque nos cuenta qué pasa en nuestro cerebro cuando entre en escena el amor

¿Qué es el amor?

Yo definiría el amor como confianza plena, sinceridad brutal, respeto máximo y comunicación sin límites. Pero al final el amor es algo diferente para cada persona. Helen Fisher, antropóloga y bióloga, ha estudiado prácticamente toda su carrera profesional acerca del amor en el cerebro y si nos ponemos desde el prisma científico cree que deriva principalmente de 3 circuitos cerebrales: el deseo sexual, el amor romántico y el apego. Se tratan de sistemas cerebrales diferentes:

- El deseo sexual te hace buscar un amplio abanico de personas.

- El amor romántico te permite centrar tu energía en solo una persona.

- El apego te permite quedarte con esa persona al menos hasta educar a un hijo durante su infancia.

La mayoría de la gente cuando habla sobre el amor se refiere al amor romántico. Fisher nos explica que lo primero qué pasa cuando nos enamoramos es que todo lo que rodea a esa persona es especial, la música que escucha, su ropa, sus gestos, su olor, todo. Sabes perfectamente qué es lo que no te gusta de la persona, pero lo dejas totalmente a un lado. Cuando hablas con esa persona te late más rápido el corazón, incluso se puede decir que tienes cierta dependencia emocional.

También suele haber una atracción física muy fuerte hacia esa persona. Pero las 3 características básicas del amor romántico son:

- La obsesión: tienes todo el día a alguien en mente.

- La conexión: aunque quieres acostarte con esa persona lo que ansías de verdad es una conexión emocional, quieres que te llame, te escriba.

- La conquista: Estás muy motivado para conquistar a esa persona, porque estás luchando de alguna manera para conseguir el mejor premio: una pareja para aparearte. Así de primitivo.

¿Y cómo elegimos a la persona de la que nos enamoramos?

Helen Fisher ha sometido a escáner cerebral a muchas personas (para ver el cerebro en vivo y en movimiento), y así estudiar sus circuitos cerebrales de amor romántico y sentimientos de apego, y dice que es la respuesta más difícil de contestar de todas. Todas las personas somos únicas y diferentes.

El principal circuito cerebral del amor romántico es bastante parecido en todos los humanos y el factor cultural es clave. Solemos enamorarnos de alguien de nuestro mismo entorno socioeconómico, mismo nivel de inteligencia, con buen aspecto, mismo entorno educativo, mismos objetivos religiosos y sociales. Pero como cuenta Fisher tú puedes entrar en una sala y habrá mucha gente que cumpla esos requisitos y no te enamoras de todo el mundo. (A no ser que sea primavera o estés soltero recientemente). Así que Helen Fisher comenzó a investigar si la biología básica te atrae de forma natural a unas personas antes que a otras.

Entonces comenzó a buscar en el cerebro cualquier rasgo relacionado con cualquier sistema biológico. Hay muchos sistemas en el cerebro, pero la mayoría se dedican a que parpadees o lata el corazón, no están relacionados con rasgos de la personalidad.

Aún así Helen Fisher encontró sistemas que sí están relacionados, estos son los sistemas de la dopamina, la serotonina, los estrógenos. Cada uno de estos sistemas están relacionados con un conjunto de rasgos de la personalidad.

Realizó una encuesta que están completando más de 14 millones de personas en 40 países e incluyó en ella todos esos rasgos. La gente hacía la encuesta y luego se fijaba en quién les atraía de forma natural con una App para ligar.

Tu haces un test y luego te dice que sistema tienes más desarrollado, aunque siempre tengamos de todos los sistemas, pero es cierto que siempre hay alguno que desarrollamos en mayor medida que otro.

- Si por ejemplo tu sistema de dopamina es muy alto te clasifica como explorador, personas que buscan novedades y corren riesgos. Curiosas, creativas, espontáneas, enérgicas. Mentalmente flexibles, y como era de esperar, se sienten atraídas por personas como ellas.

- Si eres de los que tienen alta la serotonina las denomina constructoras, son tradicionales, convencionales, siguen las normas, respetan la autoridad, les encanta planificar los horarios y rutinas, suelen ser más espirituales y también buscan personas como ellas, lo tradicional llaman a lo tradicional.

- Las dos últimas categorías, con testosteronas y estrógenos altos tienden a su contrario. A la gente con testosterona alta (sobre todo hombres, pero también mujeres), los denomina directores: analíticos, directos, lógicos, tenaces, decisivos, escépticos. Se les dan bien cosas como las matemáticas, la ingeniería o la música, se decantan con estrógenos altos, que denomina negociadores.

- La gente con estrógenos altos piensa en contexto, a largo plazo, tienen imaginación, la mayoría son mujeres. Se les da muy bien leer la postura, los gestos, el tono de voz. Son muy cariñosas, confían más y expresan más sus emociones.

Helen Fisher afirma que somos animales flexibles y que esto nos limita sólo hasta cierto punto. ¿Puedes hacer que una persona muy curiosa deje de serlo? A ver, puede pegarle cada vez que hace una pregunta, entonces dejará de hacer preguntas, no de ser curiosa. O convertir a alguien muy tradicional en alguien extravagante? Probablemente no, tenemos parámetros y personalidades, se pueden flexibilizar, pero no cambiar de forma radical. Cuando te comportas sin ser tú acabas sufriendo.

¿Existe el amor a primera vista? ¿Existe el amor ciego?

Helen Fisher explica el amor a primera vista de una manera sencilla. Han sometido a más de 100 personas a escáneres cerebrales y descubrieron que es una ruta muy primitiva y concreta que atraviesa el cerebro. La fábrica principal que genera dopamina está justo al lado de la fábrica de sed y hambre en el cerebro. La sed y el hambre te mantienen vivo, y el amor romántico te impulsa a formar una relación y colocar tu ADN en el mañana. Entonces se denomina un mecanismo de supervivencia y se puede activar de forma instantánea, al igual que el miedo se activa de repente.

A medida que crecemos generamos un mapa inconsciente del amor, una lista inconsciente de lo que buscamos en una persona. Entonces cuando llega el momento aparece alguien en cualquier lugar que encaja en tu mapa del amor: edad, tamaño, forma. Te acercas, tonteas un poco, y pum.

Estamos hechos para enamorarnos

Se puede activar el circuito del amor romántico de forma inmediata, pero los circuitos cerebrales del apego tardan mucho más tiempo en asentarse, puedes enamorarte locamente de alguien sin sentir apego profundo. Para eso tienes que saber mucho de alguien. La región cerebral relacionada con la sensación de apego solo se activa unos 17 meses más tarde. Hay es cuando crece el vínculo del apego, va creciendo con confianza.

¿El amor es ciego?

La corteza prefrontal rige la toma de decisiones, la planificación. La actividad en esa región se desconecta para que puedas obviar todo tipo de cosas sobre esa persona. Entonces no te planteas cosas como “hum, vive en otro país” Las regiones de toma de decisiones se van apagando.

Helen Fisher recomienda esperar un par de años antes de asentarse con una persona de la que te enamoras porque mientras conoces a la persona esas áreas volverán a reconectar y podrás ver las cosas realmente claras.

La manera de ligar ha cambiado mucho.

No es la tecnología, no es ligar mediante un App. La forma de ligar ha cambiado, pero los circuitos cerebrales no. Helen Fisher pone sobre la mesa una idea interesante, y es que la incorporación de la mujer al mundo laboral en muchas culturas de todo el mundo ha cambiado la manera de ver el amor. Ahora las mujeres reciben educación, van a la universidad. Hace 50 años la única opción para las mujeres era tener un buen marido que las mantuviese, pero ahora las mujeres son más exigentes porque tener pareja no es una necesidad. Ahora se antepone la carrera a casarse por ejemplo. Sexo rápido, amor lento.

Pero es que en la cama se aprende mucho sobre una persona, no solo cómo lo hace, podemos aprender si tiene paciencia, si es amable, si sabe escuchar, si tiene sentido del humor.

 
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