La mitad del campo español ya está en situación de alerta por sequía

Sevilla

El informe de COAG '¡Qué llueva, que llueva. El mapa de la sequía en el campo español' señala que las regiones más afectadas son Andalucía, el sur de Extremadura y Castilla-La Mancha, así como varias comarcas de Murcia, Lérida y Gerona. Por sectores, los más afectados son el cereal, el olivar, el viñedo y los almendros de secano, así como los pastos para la ganadería extensiva y la apicultura.

Con respecto a Sevilla, los datos más importantes son estos: los cultivos más afectados son los cereales que ya están sembrados, necesitan agua de aquí a 15 días o se puede perder la producción entera; con respecto a los leñosos -olivar y cítricos- hay pérdida sobre todo en el tamaño -calibre- de los frutos. En el bajo guadalquivir hay un recorte de dotaciones de agua, por lo que los agricultores están en la encrucijada de decidir qué sembrar en regadío. Para complicar más la situación, el incremento de temperaturas adelanta las producciones, por lo que hay que empezar a regar antes y no hay agua. Precisamente el próximo 16 de febrero se está trabando para abordar la primera Comisión de Desembalse de 2022, y hacer la planificación para la campaña de riego que se prevé complicada. En Hoy por Hoy Sevilla hemos hablado con el secretario general de COAG Sevilla, Ramón García:

Según los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) en la Península las precipitaciones acumuladas desde el pasado 1 de octubre hasta febrero de 2022 se quedaron un 36 por ciento por debajo del valor normal para el periodo de referencia 1981-2010. En concreto, el informe de COAG afirma que las cuencas más problemáticas son las del Guadalquivir y Guadiana. Las precipitaciones acumuladas a lo largo del presente año hidrológico, según se desprende del Informe Pluviométrico que mensualmente elabora la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, se encuentran un 42% por debajo de la media establecida en los últimos 25 años, La precipitación media registrada en enero ha sido de tan solo 9 l/m², un 85% inferior al valor de la media histórica situada en 62 l/m². La reserva hídrica se encuentra al 28,6%, con 2.320 hm³ almacenados, 689 hm³ menos que hace un año.

En cuanto a los efectos, COAG afirma que los cultivos se han desarrollado tarde y de forma insuficiente (problemas en la nascencia), a causa de la falta de lluvias en todo el otoño y el invierno pasados. Esto genera problemas de floración y maduración, incluso de nascencia irregular en cereales. La nascencia y desarrollo de la planta son bastante peores en aquellas parcelas sembradas tardíamente. De continuar presentando síntomas de estrés hídrico el cereal tiene escaso desarrollo, escaso ahijamiento y pérdida de la superficie foliar.

Respecto a los pastos para la ganadería, indica que las zonas más afectadas son Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha, la Comunidad de Madrid y la zona occidental de Asturias. Los efectos de esta situación afectan de manera particular, según el sindicato agrario, a la ganadería en régimen extensivo (vacas, ovejas y cabras), ya que la ausencia de lluvia impide el desarrollo de los pastos que constituyen la base de su alimentación. Esta situación va a provocar que los ganaderos tengan que recurrir a la compra de alimentos sustitutivos o suplementar con piensos, paja y forrajes y en determinadas incluso a transportar agua para el ganado.

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De cara al futuro, COAG advierte de que una situación de sequía prolongada comprometería el aprovechamiento eficiente de la rastrojera, importante para la alimentación del ganado en época estival y añade que un deficiente desarrollo vegetativo proporcionará un escaso rastrojo para el aprovechamiento del ganado.

Otro de los sectores ganaderos más afectados por esta situación de estrés hídrico es la apicultura de Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha, Comunidad de Madrid, Cataluña, Región de Murcia, Comunidad Valenciana, Castilla y León. La apicultura está íntimamente ligada a las floraciones, tanto la vegetación natural como la cultivada, por lo que un periodo prolongado de sequía afecta directamente a las abejas, ya que no pueden desarrollar adecuadamente las colmenas y esto les provoca un desequilibrio.

Por tanto, prevé un incremento de bajas respecto a un año de lluvias normales; mayor debilidad y sensibilidad a patógenos y enfermedades, un retraso normal en el desarrollo de las colonias y pérdida de enjambrazón, lo que obligará a revisar y sobrealimentar a las colmenas.