Yo hubiese votado la reforma, a ver qué pasa

Asturias

Definitivamente, el Estatuto se queda como está. No habrá reforma en esta legislatura, porque no hay mayoría suficiente en la Junta. Después de estar durante muchos meses haciendo del asturiano el gran objeto de debate todo quedará para la próxima legislatura, en la que el PSOE buscará poder sumar los 27 votos necesarios para establecer el bable como lengua oficial. Ya sabemos por tanto que la lengua regional será arma arrojadiza de unos y otros en la próxima campaña electoral. Foro, que pasó por todas las posiciones en el debate, finalmente no dio su brazo a torcer, pese a conquistar que Podemos aceptase una reducción de impuestos que a los miembros de IU estuvo a punto de provocarles un colapso. Al final, tiempo perdido, con todas las cosas que hay pendientes. En fin, es la dura realidad de la política asturiana. Y eso que yo soy Barbón y vive Dios que llevo el Asturiano a una votación a la Junta y a ver qué pasa. Porque tal y como están de finos los diputados a la hora de las votaciones igual sale adelante por mayoría absoluta. Y es que el espectáculo brindado por unos y otros en las últimas semanas deja mucho que desear. Se lleva la votación de la obligatoriedad de las mascarillas en el exterior junto a la revalorización de las pensiones, dos asuntos claramente relacionados, para que salga adelante, como si los españoles fuésemos idiotas. Luego, 79 diputados del PP se equivocan en una votación sobre penalizar el acoso a las mujeres que acuden a abortar. Lo de la votación de la reforma laboral qué quiere que les diga, y hasta Meritxel Batet, segunda autoridad del Estado, dice primero que se derogaba el decreto de la reforma e, instantes después, que los servicios jurídicos le informan que se aprobaba. Y ayer ,veo un vídeo en el que uno de los dos fieras de UPN que mercadearon su voto, le pedía hacía catorce a otro diputado que dejase la formación por no guardar la disciplina de voto. De verdad, en el camarote de los Hermanos Marx cabían todos y también nos desternillaríamos de risa. Lástima que sean los padres de la patria.